viernes, 5 de noviembre de 2010

MAMÁ KARMA




Desde pequeños se nos inculca que lo mejor que podemos llegar a ser en nuestras vidas es una buena persona. Nos enseñan valores tales como la tolerancia, la igualdad, el compañerismo...


Cada uno vivimos a nuestra manera; aplicando todos los valores aprendidos o no.


Por un lado están aquellos que viven la vida despreocupadamente; y me refiero a de una manera despreocupada con relación al prójimo.


Por otro están los que sí que se preocupan por hacer las cosas bien, por recoplirar buenas acciones, por acumular buen karma.


¿Karma? Mi propia defición de karma - la que he podido aprender en mis 16 años de existencia - es que el karma es una energía del universo cuyo único fin es equilibrar la balanza; es decir, si una persona hace algo malo, algo malo le pasará a esa persona, y, si por el contrario, una persona hace algo bueno, en recompensa, el karma le premiará por ello con algo bueno.


Hay quienes basan toda su vida en esto. Un claro ejemplo son los budistas. Pero, la clave del buen karma reside en las buenas acciones desinteresadas.


Ante esto yo me pregunto, ¿existen ciertamente ese desinterés? Yo, por ejemplo, hay veces que espero un simple gracias después de una simple "buena acción" y, cuando no las recibo, me arrepiento de haber hecho el movimiento a favor de otra persona "desagradecida".


Pienso que, la mayoría de las veces sí esperamos algo a cambio de una buena acción: el nirvana, dinero, sugus o incluso un simple gracias. Pero, cuando encontramos el altruismo, que se esconde bajo nuestras inquebrantables corazas, nos convertimos en el ejemplo claro y absoluto de "buena persona", que es en lo que todos - sin excepción alguna - queremos convertirnos.

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