viernes, 21 de enero de 2011

Money, money, money, must be funny... It's a rich man's world




Hay cosas en las tiendas que me compraría sin pensarlo dos veces, pero claro, a parte de que la mayoría de las cosas están carísimas (no sé si las rebajas han acabado ya o no)pero no puedo comprarme nada. Bueno, no es que no pueda, más bien, no debo. ¿Por qué? Os estaréis preguntando. Pues bien, tengo un montón de planes para este 2011. Viajes, generalmente y todos antes de Septiembre. Incluyendo Londres, Francia, Barcelona, Madrid y, a poder ser, los EEUU. Si consigo estar en 3 países distintos en poco más de medio año, a parte de lograr un nuevo récord personal, me gastaré una fortuna. Y es aquí donde quiero dejar el tema. ¿Dinero? En la antigüedad, según mis neblinosos recuerdos, cambiaban comida por semillas, o gallinas... Y me gustaría retroceder, en el aspecto econónimo, hasta ahí. El dinero sólo crea mal estar en el mundo en el que vivimos. Están los países ricos y los pobres, los que tienen y los que no. Cada país tiene algo propio, ¿verdad? Pondré un ejemplo. Un español quiere conseguir un viaje a Suiza, lo que tendría que hacer sería regalar una cantidad generosa de tortillas de patata y jamón serrano a algún suizo dispuesto a dar cobijo a un desconocido español.
Esta es una de las infinitas ideas que recorren mi alocada mente.
Os dejo pensando.
Aaaaadiós.

martes, 18 de enero de 2011

El amor duele


El amor, amigos. El amor duele. Bueno, no es que el amor duela, generalmente todo está bien y el amor es algo dulce, apacible a lo que nadie podría resistirse; el amor duele cuando no es correspondido. Sí, yo, que no suelo pedir demasiado en estos temas, tengo la rallada más enorme y en 3 dimensiones de toda la historia. Y no es para menos, he contado mi historia a tanta gente que sólo me faltaba usar mi blog (uno de ellos). Tengo mis dudas de si es amor en realidad o es una obsesión desmedida, de lo que no me cabe duda es de que nada -y repito- NADA me haría más feliz en este momento que llevar puesta una sonrisa sincera que en cuanto la gente la viera sonriese compartiendo mi alegría. Suena utópico, ¿verdad? Lo sé. Perdonad a este simple soñador.